Diferencias entre oxidación y corrosión
La oxidación y la corrosión de los materiales es uno de los principales problemas de mantenimiento de materiales en las zonas costeras y en sectores como el industrial y el náutico. Esto se debe a que las chapas de acero tienen un sinfín de usos, como lo explicamos en el artículo “Los diferentes usos de las chapas de acero”. Además, si miramos a nuestro alrededor, muchos utensilios y materiales están fabricados con acero o cunetas con piezas de acero.
Pero hablando de oxidación y corrosión, ambos son dos procesos que generan desperfectos en los elementos que están constituidos por meta y, por lo tanto, reducen su resistencia y durabilidad; pero, además, y lo que es más grave, las deficiencias en el mantenimiento de determinados elementos pueden llegar a poner en riesgo la vida de las personas.
¿Qué diferencias hay entre los dos procesos? Pues que la corrosión es el proceso siguiente a la oxidación. Así que si la oxidación no ocurre, tampoco puede ocurrir la corrosión. Pero revisemos al detalle sus diferencias:
¿Qué es la Oxidación?
La oxidación se genera cuando el metal entra en contacto con el oxígeno. Por ello, es una reacción superficial que se produce en la superficie, generando manchas de color marrón, rojizo o naranja, aunque pueden variar según la producción y los componentes químicos. Lo positivo es que no afecta al metal en profundidad, así puede eliminarse puliendo o lijando la superficie sin dañar el resto del material.
La oxidación se genera por las condiciones climatológicas, y este proceso no suele deteriorar la resistencia del metal mismo, ni su seguridad o funcionalidad. Además, en determinados casos, cuando el óxido se adhiere al acero, podría hasta mejorar la adherencia.
Por lo tanto, los tres factores corrosivos son:
- La propia pieza manufacturada
- El ambiente
- El agua
Debido a ello, si no se lleva a cabo un mantenimiento, ni se protegen bien los metales, puede llegar a generar problemas graves de seguridad en edificaciones o instalaciones, por ejemplo.
¿Qué es la Corrosión?
La corrosión es una reacción química, en la cual el metal entra en deterioro al estar expuesto al medio ambiente.
Y además, durante este proceso, el metal pierde propiedades mecánicas y sus características. Es decir, a mayor corrosión, mayor deterioro.
La corrosión es un gran problema en la industria, pues las piezas tienden a romperse y si no se protegen, pueden provocar accidentes graves.
En el caso de la corrosión no puede eliminarse, como sí sucede como la oxidación, ya que la superficie se deforma o se agrieta. Por ello, hay que vigilar y revisar los metales sensibles a este proceso, para que no lleguen a este estado.
La principal diferencia que existe entre estos dos procesos, es que la oxidación se produce por el aire, el agua o determinados minerales, mientras que la corrosión es el resultado, es decir, el deterioro del material.
¿Cómo evitar la oxidación y corrosión?
Para prevenir que el metal se oxide o se deteriore, este debe pasar por varios procesos para recubrirlo y proteger su superficie.
Los materiales más inestables o sensibles son el hierro, zinc y cobre.
Son los que tienen mayor facilidad para oxidarse, al estar más cohesionados y permitir que el oxígeno rompa la unión que hay en el metal.
Debido a esto, en estos tres metales hay que evitar siempre el contacto con el agua y la humedad, o bien, mantener seca su superficie siempre que sea posible. Así, evitamos que el agua se estanque y empiece a oxidarse.
Debido a ello, recomendamos que el el hogar, negocios o en la industria siempre se protejan todos los elementos de metal de la humedad. Sobre todo, recordad revisar aquellos objetos de metal que no soléis usar o usáis poco. Para esto, podéis utilizar deshumidificadores u otros productos que absorban la humedad.
Si no existe la posibilidad de mantener a salvo el metal de la exposición al agua o a la humedad, es recomendable usar otro tipo de materiales más resistentes a la oxidación y corrosión, como el acero inoxidable.
De la misma manera, es esencial llevar a cabo una correcta limpieza y mantenimiento en la superficie del material, siguiendo siempre las recomendaciones del fabricante y asegurándonos de que las propiedades se mantengan en las condiciones adecuadas.
Otro recurso muy útil es pintar el material con pinturas a base de zinc, ya que protegen contra la oxidación. Este tipo de pinturas actúan como ánodo de sacrificio, impidiendo que el metal se oxide.
En conclusión, revisad y proteged todos los materiales metálicos, en especial el hierro, zinc y cobre. Además, aseguraros de utilizar en su mantenimiento productos profesionales, nunca trucos caseros, ya que pueden no funcionar y estropear el material.
Excelente contenido, muchas gracias por la comparación entre estos dos términos. Saludos